¡El Ritual dentro del ritual!
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¡El Ritual dentro del ritual!
La Sala Macaregua de la Universidad Industrial de Santander se convirtió en un espacio de reflexión política. Las nociones autoetnográficas de la obra de Nancy Ospina regresan a la ciudad; esta vez en su pieza, denominada Cuarto Canto. En palabras de Ospina: «Es una búsqueda de actos de fe, quizá donde no los hay».
La artista es enunciada por el maestro de ceremonia. Se menciona su ingreso a la sala, un espacio iluminado para la acción; el anfitrión pide silencio y nos introduce en la acción. Nancy, vestida de blanco, de forma tranquila y silente, toma un lugar en el centro del espacio. Mira fijamente, su cara se ve inmutable y casi inmune. Como sacerdotisa, desde el silencio, su cuerpo narra, manifiesta parte de su historia familiar. Ospina es sobreviviente del conflicto armado colombiano, una mujer que usa el arte del performance para recordarnos que la herida convertida en cicatriz sobre la historia aún sigue latente. Ella se inclina y, de una acumulación de sustrato y semillas, recoge, se pone de pie y extiende las manos. Al inclinarse, toma, agarra, levanta, abre las manos y suelta. En la corporalidad de Ospina se evidencia una metáfora de la memoria, del tiempo y de lo que aún no se ha cerrado en la vida de cientos de familias colombianas.
La acción de Nancy Ospina es duracional: la primera media hora es casi una tortura; es difícil mantener la mirada sobre un cuerpo que aparentemente hace lo mismo, pero es, después de lograr entender, a punta de repetición que la pulsión de vida implica aprender a revisar las acciones del pasado, cuando uno empieza a ver otras formas en el lento caer de las manos de Ospina los restos de sustrato en el suelo. Lo que era inicialmente un montón, pasado el tiempo, se transforma en dos. La materia ya no es la misma, pasó por las manos de la artista, se transformó y los que observamos ya no somos los mismos. Cuarto Canto es un ritual dentro del ritual, una manera de catarsis que nos invita a reflexionar sobre el poder del arte para dialogar con la historia violenta de nuestra tierra.
Finaliza la acción con la entrega, por parte de la artista de una serie de tarjetas o postales que, en una de sus caras, tiene el numero: 197.688 horas y, por el otro lado, el Cuarto Canto, tomado del libro de la Biblia: Cantar de los Cantares, capítulo 5.
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