“Aún no hay trabajo”, un buen ejercicio de arte contemporáneo, una regular reseña y un pésimo catálogo
“Aún no hay trabajo”, un buen ejercicio de arte contemporáneo, una regular reseña y un pésimo catálogo. Todo hecho estético, considerado creación artística, tendrá algo de romántico en su fundamentación y presentación.
Artistas: Alejandra Peñaloza, Luis Carlos Sandoval, María Katherine Delgado y Natasha Contreras.
El texto de acompañamiento de la muestra “Aún no hay trabajo” inicia con palabras de Francis Gabriel: Aunque dueños de la eternidad, el artista es un ser finito, corpóreo, arrojado al mundo y preso de la materialiaridad. En la exposición, encontramos trabajos que definitivamente aluden a la materialidad, lo corpóreo y lo finito; he de suponer que estos procesos profundos de investigación salen a la luz, tras años de trabajo en la Facultad de Artes de la Universidad Industrial de Santander. En la muestra, todos los trabajos friccionan con lo contemporáneo, indagan desde lo político, lo autorreferencial, sin dejar de lado la región como punto de encuentro exploratorio. Al echar un vistazo sobre el texto de acompañamiento, puesto en la entrada de la muestra, me cuestiona que el introductorio epílogo del proceso de investigación no sea lo suficientemente profundo; quizá para otro tipo de muestra, pero para un proceso de investigación que ha durado más de un año, considero que es una reseña insuficiente. Este tipo de muestra podría estar acompañada de los textos o fragmentos, resúmenes de los procesos de investigación, apartes de la tesis, todo para que el espectador los pueda ver y entender, además de como obras terminadas, también como procesos académicos que reflexionan desde la teoría, la filosofía, la estética y, por ende, desde el ejercicio académico. Considero que acciones como estas son un tanto irresponsables; una muestra de proyectos de grado que no evidencia el proceso. Si bien el espectador no necesita o está obligado a realizar ese tipo de lecturas profundas sobre la historia y evolución creativa de la muestra, hay que entender que esta exposición no es cualquier exposición, es el punto de partida de este grupo de noveles artistas que, sin "romanticismo", aparecen y están dando a luz su primer proceso de investigación estético al mundo. Estas últimas palabras me hacen cuestionar también la síntesis realizada por Roger Díaz, en la cual expresa que la exposición se pueda leer como una posición que podría denominarse como antirromántica, en la que aparentemente se muestran las actividades artísticas contemporáneas de nuestra región. Es difícil pensar en “anti” cuando la muestra es un aparente sueño hecho realidad; la punta de la montaña que se lleva escalando 5 años y que es el punto de partida para seguir caminando, desde donde se observan montañas más altas a coronar. Las obras tienen más de símiles que de disímiles. Además, pensar el arte bumangués como un arte moderno es una suposición bastante inocente; si bien la modernidad industrial en esta ciudad es un fantasma en la memoria de décadas anteriores en el sabor de la Cola Hipinto y en la imagen del chivo Clausen; en el arte eso no es así. Esta afirmación desconoce que, desde final de los 90 una Facultad de Artes, en la cual Díaz trabaja, está generando procesos de arte que se aproximan más a la contemporaneidad que a la modernidad. Corrijo, son pura contemporaneidad. Esa pequeña afirmación de Díaz que arropa y desconoce el trabajo de artistas como Nicolás Cadavid, Andrea Rey, Nerith Yamile Manrique y un listado de por lo menos 50 más. Considero que sería más útil para los artistas de la exposición que el encargado de construir el texto para la exposición se hubiese interesado más en explorar, a profundidad y detalladamente, los procesos de los artistas expuestos que tratar de plantar teorías para las cuales necesitan más que una línea para redactar.
Retomando la afirmación de similitud y la asertiva frase de introducción al texto de Díaz, me gustaría hablar un poco sobre lo finito de las obras propuestas en la exposición; el trabajo de Alejandra Peñaloza Díaz, “Pasos para una segura autodestrucción” realizada entre 2017 y 2018 que, según el texto, es una postura filosófica. Tiene muchas perspectivas y puntas de estrella para entrar o analizar, por ejemplo, qué pasa si pensamos en el dibujo contemporáneo como medio expresivo y decisivo para llevar a cabo esta propuesta; propuesta que brilla por lo performativo y por el soporte como evidente ejercicio de un proceso sobre un material llamado a no poder ser conservado. Porque decidir hacer horas y horas de trazo sobre una superficie que no va a poder ser conservada en el tiempo, desde mi punto de vista, esto hace maravilloso el trabajo de la artista, una total oda a lo efímero. Este proyecto que ocupa uno de los espacios primordiales en la Sala Macaregua se acompañó con un dispositivo auxiliar tipo fanzine titulado "Pasos para una segura autodestrucción" en el que, de una forma dulcemente pesimista, divertida y audaz, Alejandra Peñaloza Díaz, desde lo aparentemente autorreferencial nos deja ver otras formas de retrato; en este caso, autorretrato psicológico invitándonos quizás a ser un poco más autodestructivos; de una forma sutil podríamos decir que es una invitación a suicidarnos con cortaúñas. Las piezas propuestas tienen bastante para pensar no solo desde lo filosófico; en esta, en particular, es importante pensar la técnica, la realización y la difusión. Felicitaciones a Peñaloza. Desde 2entesmagazin realizamos una cordial invitación para que siga explorando a profundidad este tipo de ejercicios en los que el trazo, el soporte, el concepto y lo totalmente romántico de pensarse como artista autodestructivo sigue vigente y con posibilidades exploratorias de rica carga estética.
En el caso de la obra de Natasha es difícil realizar una lectura de su proceso sin ser pensado desde el acompañamiento académico; ejercicios como este aluden a procesos realizados dentro del cine colombiano, como por ejemplo "Un tigre de papel", de Luis Ospina, trabajo maravilloso que narra la vida de un artista inexistente, pero que dentro del realismo mágico colombiano y latinoamericano es muy posible. Considero que la preocupación de Contreras es la preocupación de la mayoría de los artistas locales nacionales e internacionales, no solamente es una pregunta realizada desde la región, es una pregunta global que, en determinado momento, atormenta o ha atormentado a todo aquel egresado de una Facultad de Artes o Humanidades. "Bienvenida a la realidad": en el caso de este proyecto en particular es importante que la artista se cerciore de que el tiempo restante de exhibición de su obra esté acompañado con el video documento porque al asistir a la muestra el día de la inauguración uno encontraba un televisor donde el producto audiovisual de entrevistas estaba presente, sin embargo, al momento de realizar este texto y verme en la necesidad de hacer una segunda lectura del proceso me encontré con el hecho de que el televisor que proyectaba los resultados del proceso no se encontraba instalado en la sala; esto inmediatamente corta la lectura y es responsabilidad del artista procurar una lectura de todo su proceso; en el caso tal de no poder tener los dispositivos tecnológicos todo el tiempo de exhibición es fundamental que ella, como artista, genere otros dispositivos alternativos, por ejemplo, textos impresos, entrevistas ploteadas que le permitan al espectador entender la puesta en escena. El proyecto de Contreras es uno de esos trabajos inagotables; 2entesmagazin la invita a que continúe alimentando la investigación, pues su trabajo, es un trabajo que, en definitiva, gana becas y que apoya los procesos de investigación que nos permiten entender las dinámicas de la cultura de nuestras ciudades; es uno de esos proyectos que funciona muy bien, no solo para Bucaramanga; también funcionaría para otras ciudades intermedias e inclusive capitales nacionales e internacionales.
En este momento de subjetivo análisis invito a los artistas participantes en esta exposición a repensar el catálogo, pues el folleto entregado a los espectadores y el cual va a ser documento histórico no cumple con unos requerimientos básicos como informar a profundidad la importancia del proceso de investigación y en el caso especial del trabajo de Natacha Contreras es una referencia en catálogo que no apoya la exposición y mucho menos al proceso de investigación realizado. Es un catálogo que carece de contexto, no tiene correos electrónicos o enlaces en los que el investigador interesado en conocer el proceso del artista pueda llegar a tratar de entender cuál fue su abordaje e investigación. Me pregunto: qué va a pasar cuando en una década o dos los investigadores e historiadores nacionales o de la región estén interesados en conocer los procesos de grado de esta promoción de artistas de Bellas Artes de la UIS y se vean abocados a revisar los catálogos pertenecientes al archivo de la Universidad Industrial de Santander y encuentren este en el que no se puede ver mucho, más bien nada del trabajo abordado.
En el caso del artista María Katherine Delgado Ramírez ocurre exactamente lo mismo: el catálogo y registro son totalmente inferiores al proceso expuesto en la sala. Es importante responsabilizarse del proceso, desde el inicio al fin y, en este caso, el registro fotográfico planteado para el catálogo no ilustra el ejercicio abordado con el objeto y el concepto planteado por la artista en su investigación. "Arqueología del garrote" es uno de esos proyectos maravillosos que debe estar acompañado de un texto en sala de exposición. Pensemos, en un momento, en la rotación de esta obra; es una pieza que aparentemente parte de arqueologías y mitologías propias, por lo tanto, un acompañamiento en texto o audio explicativo es fundamental para que aquel que observa desde otra realidad física o local pueda entender de qué se trata la propuesta; de lo contrario, se queda en una bella instalación de objetos contundentes que narran un proceso antropológico sin posibilidad de traducción. Sería como observar una bella escultura de una sociedad extinta sin tener la posibilidad de lectura desde la voz de sus creadores. Todo lo mencionado anteriormente aplica para la obra de Luis Carlos Sandoval: "Pon la mano en el corazón", obra que se resolvió en el espacio como un móvil en forma de corazón estructurado y realizado en un tamaño casi monumental en el que el espectador encontraba, de forma voyerista, un espacio para ver aquello que se esconde dentro del mismo, pero, si nos remitimos al catálogo, la descripción críptica casi abstracta realizada por Díaz en lo absoluto nos permite intuir de qué se trata la propuesta, por lo menos, en lo objetual y matérico de la misma; a diferencia de las otras piezas, esta sí está acompañada por un texto referente a la carga política del mismo, texto en sala que debería estar incluido en el catálogo y que ayudaría a entender al espectador y al posible investigador en un futuro cuál fue el proceso de abordaje del artista. Esta pieza es una hermosa posibilidad que invita al espectador a la performatividad, a la necesidad de tocarla para entenderla, de acercarse a ella para ir más allá, es buscar la cavidad para ingresar en el discurso del artista. La recomendación es que le perdamos el miedo a verbalizar y escribir sobre nuestro trabajo. En el caso de estos artistas jóvenes darse la oportunidad y darle la oportunidad a todos los que observamos de entender los móviles existenciales de sus propuestas. Recordemos que una de las posibilidades de la contemporaneidad es que el arte se piensa, se ejecuta, se contextualiza, se verbaliza desde múltiples formas, puntos de vista, pero que siempre la voz del artista debe predominar.
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