Designio, de Ángela Arévalo Gómez: entre el amor y la pasión
Designio,
de Ángela Arévalo Gómez: entre el amor y la pasión
Setenta y siete poemas
conforman el cuarto y nuevo libro de poesía de Ángela Arévalo Gómez, escritora
santandereana y admiradora de la narrativa de José Saramango, quien, con la
experiencia que da la vida y los procesos de escritura personal, así como las
vivencias propias, comparte con los ávidos lectores de poesía Designio:
amores sin final, obra que ahonda en las diferentes voces y en las disímiles
facetas que se dan en una pareja de amantes, en un relación afectiva, matizada
con altas dosis de erotismo, o en un encuentro furtivo entre dos seres que
avivan sus instantes mágicos a través de las emociones que surgen de una
caricia o de un estímulo sensorial.
Este poemario, que cuenta
con el sello de la División de Publicaciones UIS, ofrece, desde su portada y
epígrafe, una invitación en la que los sentidos son los únicos soberanos de la
piel y de las emociones que estos suscitan entre los amantes. En varios de los
poemas que conforman esta nueva obra de Arévalo Gómez, la pasión sobrepasa
cualquier barrera: «tu sexo es imán de mi boca / y tu boca el epicentro / del
sismo de mi cuerpo», «Tu ombligo / límite superior de mis besos / que me lleva
a descender / al volcán de tu deseo», «Dormir en el vértice del ángulo obtuso
de sus piernas», «y en el roce de tus dedos / colisionen nuestros cuerpos», «Mis
dedos conocen de memoria / el placer que ejerce tu boca / en mi imaginación» y «Sus
caderas simulaban la curvatura del universo» son algunos de los versos que
reviven en el yo poético cada vez que su amante realiza el rito amatorio.
En otros poemas, el amor
se convierte en el único rey: «el amor elige siempre / parece construir a su
antojo de la nada», «Tal vez eso era el amor, / aquello que ocurría después de
amar. / La intimidad de dos mentes que se abrazan y no se quieren / soltar» y,
a veces, esta se difumina entre el olvido y el hastío: «¿Cuánto es el cincuenta
por ciento de un amor?», «Y justo callas cuando tengo tanto que decirte», «Sentir
los desiertos que atraviesan nuestra piel», «El silencio es el mejor disfraz», «Todas
las letras / estaban resumidas en ella, / todos los silencios / contenidos en
él», «Hay un fantasma que ronda mi boca / tiene tu rostro y sabe a tu piel», «Toma
mis besos / dame tus palabras / quédate con mi recuerdo / déjame la inspiración»
o «La botella va quedando vacía y tú sigues lleno de esa mujer, / de su piel y
su mirada, de los ojos que querías besar / hasta verlos dormir» permean entre
esos recuerdos vívidos, pues la piel tiene memoria, ecos de esas voces, de esos
gemidos que ya no laten tan fuerte.
En esa complejidad y caos
que habitan en el ser humano, que se amplifican cuando está en el sendero del amor
y la pasión, transitan los versos de Ángela Arévalo Gómez, poetisa que
encuentra en la palabra ese puente para ahondar en los rituales que se activan
cada vez que se siente la llamada de un cuerpo ávido de sentir más allá de lo
permitido.
Hermoso libro un todos los poemas son hermosos pero hubo uno que captó mi atención "cincuenta por ciento"
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