'La magistral música de la naturaleza' - Texto sobre el libro 'Música de hojas', de Diana Peña Reátiga
La magistral
música de la naturaleza
Musica de hojas, de Diana Peña Reátiga, es una
obra poética que se emparenta perfectamente bien con los versos de Walt Whitman
y de Aurelio Arturo, debido a que en ella la voz poética le canta a la
naturaleza, a los mágicos sonidos que se desprenden de esta y a las emociones
que subyacen del encuentro milenario entre el hombre y sus orígenes.
En
este viaje al pasado, que nos presenta el yo poético de la licenciada Peña
Reátiga, surge ese «lenguaje tranquilo e intimista», que devela Angie Gaona en
el Prólogo que dedica a esta nueva
voz poética santandereana, pero este no está cargado de la emoción ante la
belleza y majestuosidad que se erige ante ella, sino es testigo de una
naturaleza desgastada y carcomida por el tiempo, muy al estilo de los versos
que encontramos en Estoraques, de
Eduardo Cote Lamus, pues ya nada es como era antes. Los recuerdos del pasado permean su interior,
pero para descubrir con tristeza y nostalgia que todo ha sido trastocado de
manera inevitable e irreversible.
Este
libro, ganador de la Beca Bicentenario Apoyo a la Creación, Producción y Difusión de
Obras Artísticas 2019, posee un campo semántico, a partir de palabras que
se conectan en torno a la música y el tiempo, temas que se podrían fusionar en
uno solo, debido a que los sonidos son viajeros incansables entre el pasado, el
presente y el futuro. Por ello es frecuente encontrar, en las cuatro partes en
las que está dividida esta obra, I.
Retratos de infancia, II. Forma del abandono, III. Palabras al viento y IV.
Tiempo de siega, términos que remiten a este eje, tales como canción, voces, el canto de las chicharras, el croar de los sapos y las ranas, gemidos, los rumores
del cerezo, entre otras, así como respecto del paso inevitable del tiempo: olvido, memoria, horas, instante, pasado, recordar, el tibio devenir, una
última espera, por citar solamente algunas de ellas.
Con
explícitas menciones a textos que se conectan con el tema inseparable de la
literatura, el viaje: El principito y la Odisea, la voz poética de Diana Peña Reátiga manifiesta con
extrañeza ante «la majestuosidad de la ruina» que «Los turistas no vendrán, /
La casa de los viejos, que antes era / cobijo de propios y extraños, / ahora
nadie la visita» y que «Las horas siembran el caos / -ellas también temen a la
muerte- / lo saben: la peor forma de morir es el olvido”, con un pequeño guiño
a la poesía de Jorge Luis Borges.
Es
así como esta voz, que subyace en esta obra poética, señala que la perfección
no existe en un plano real, pues esta es una «fábula». Ante este hecho, la naturaleza, con su
sabiduría y majestuosidad, se asume como un testigo que aviva en el espectador
su orfandad presente y ante ella, el viaje al pasado es su único refugio en
medio de la desilusión y lo indescifrable de la existencia.
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